Los niños: los precursores de los nuevos tiempos

Dentro de los Días Internacionales declarados por Naciones Unidas de interés mundial, se encuentra el 20 de noviembre como Día Mundial de la Infancia con el interés para dar a conocer los derechos de la misma y concienciar a las poblaciones de la importancia de trabajar día a día por su bienestar y desarrollo. También se conmemoran los aniversarios de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos del Niño (1959) y la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño (1989). Este documento establece los derechos mínimos que deben ser garantizados a todos los menores de edad ante cualquier circunstancia reconociendo la igualdad de derechos de niños y adultos.

Este tratado fue ratificado por 196 países. Estados Unidos no lo ratificó. Estos países tienen que rendir cuentas de su cumplimiento al Comité de los Derechos del niño.

El sistema de Naciones Unidas se pone al servicio de la infancia por medio de distintas organizaciones. La más reconocida es el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Otras agencias de ONU que se aplican a la niñez son: la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que se centra en la educación, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por abolir el trabajo infantil, las iniciativas de alimentación y salud escolar apoyadas por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), así como las campañas para la erradicación de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Hay otras además diversas organizaciones y ONGs que trabajan en defensa de la infancia en todo el mundo.

Según Amnistía Internacional, en el mundo hay aproximadamente 2.300 millones de niños y niñas. Son casi un tercio de la población mundial. Por ley se consideran niños/as a las personas que no han alcanzado la mayoría de edad, fijada en los 18 años.

Si se observa la situación mundial, a través de los informes de las organizaciones antes citadas, es patente que los Derechos Humanos de los niños, al igual que para los adultos, son vulnerados. Amnistía internacional calcula que 290 millones de niños y niñas de todo el mundo no han sido registrados al nacer, por lo que carecen de identidad jurídica o prueba de existencia. Según datos de la UNESCO el número de niños y niñas a escala mundial sin escolarizar asciende a 250 millones. Unos 150 millones de niñas y 73 millones de niños son víctimas de agresión sexual cada año. El matrimonio infantil sigue siendo una práctica generalizada en muchos países, aproximadamente 1 de cada 5 niñas en la actualidad esta forzada a contraer matrimonio y en algunos lugares con tan solo 9 años. A escala mundial, la tasa del matrimonio infantil de los niños varones equivale a tan solo una quinta parte de la de las niñas. Uno de cada seis niños y niñas vive en la pobreza extrema.

Desde 2005, al menos 120.000 niños de todo el mundo han muerto o fueron mutilados como consecuencia de conflictos armados. Muchos perdieron sus familias y sus hogares.

Desde el 7 de octubre 2023, en la Franja de Gaza, han muerto más de 16.756 niños y al menos un millón han sido desplazados, 21.000 están dados por desaparecidos, 20.000 han perdido a uno o ambos progenitores y 17.000 se encuentran solos o separados de sus familias, decenas han muerto por desnutrición y 3.500 niños están en riesgo de muerte por la falta de alimentos.

En el mundo hay 218 millones de niños de entre 5 y 17 años que se encuentran ocupados en la producción económica según la Organización Internacional del Trabajo. Entre ellos, unos 40 mil niños en el Congo son explotados en un trabajo que podría causarles la muerte en las minas de cobalto o el coltán, un material imprescindible para la fabricación de los teléfonos móviles, a cambio de una remuneración de 1 a 2 dólares al día.

Según datos de Unicef, el 45% de las muertes infantiles mundiales se relacionan con la desnutrición.

A pesar de los avances conseguidos, se calcula que 4,9 millones de niños y niñas murieron antes de cumplir cinco años en algún lugar del mundo, es decir, una muerte cada 6 segundos, y 2,1 millones de niños y jóvenes murieron entre los 5 y los 24 años. Se prevé que unos 35 millones de niños y niñas morirán antes de cumplir los cinco años de aquí a 2030, ya que no se alcanzarán los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Según UNICEF, más de 370 millones de niñas y mujeres en todo el mundo se ven sometidas a violaciones y abusos sexuales en la infancia, 1 de cada 8. Se calcula que, entre 240 y 310 millones de niños y hombres, aproximadamente 1 de cada 11, han sufrido violaciones o abusos sexuales durante la infancia. Más de 35 millones de niñas y niños de todo el mundo son migrantes internacionales que huyen de la pobreza extrema y la falta de servicios, como salud y educación.

Se calcula que existen alrededor de 147 millones de niños huérfanos en el mundo (Shawar y Shiffman, 2023), pero las cifras podrían ser aún mayores.

Los niños y niñas nacidos en los hogares más pobres tienen el doble de probabilidades de morir antes de cumplir los cinco años que los nacidos en los hogares más ricos,

Después de todo el trabajo realizado en los últimos años y los avances conseguidos, todos estos datos reflejan que aún queda mucho por hacer.

Todo lo anterior confirma la crisis general de un sistema inhumano basado en el poder y dinero, y cuyas contradicciones recaen con más fuerza en las capas de la población más débil: la infancia.

La situación de los niños en el mundo exige atención urgente. Para garantizar un futuro mejor para las próximas generaciones, es esencial que gobiernos, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil trabajen juntos para abordar las causas profundas del trabajo infantil, promover el acceso a la educación y proteger los derechos de los niños. Invertir en la infancia es una cuestión moral. Luchar por los derechos de los niños es luchar por nuestros derechos.

Las y los humanistas manifestamos nuestra indignación ante la situación que vive la infancia a nivel mundial ya que muestra el poco interés que se tiene por ella, mostrando una vez más que el dinero y el poder son los valores imperantes en este sistema que ejerce todo tipo de violencia (física, económica, sexual, racial, psicológica y religiosa) a su población. Por lo que exigimos que se apliquen las leyes existentes de protección a la infancia, aunque sean perfeccionables, y no se haga un “como sí”.

Las y los humanistas queremos hacer un llamamiento a toda la población para que reflexione sobre el tema. Queremos pedir responsabilidades a todas las empresas que utilicen el trabajo infantil para que pongan los medios necesarios que reviertan la situación, y a los consumidores de sus productos que presiones para que lo hagan. Y a los gobiernos que pongan leyes que impidan la explotación infantil y las cumplan.

Denunciamos el hecho que muchos países occidentales extraigan las materias primas de las antiguas colonias y no hagan nada para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Denunciamos la falta de compromiso en la inversión de recursos económicos justificando su escasez, mientras el gasto de la industria armamentística aumenta cada vez más. Tenemos las condiciones necesarias para poder hacerlo, solo falta la decisión política de querer hacerlo.

Para las y los humanistas la preocupación central es el ser humano partiendo de su existencia. Por el hecho de nacer, todo ser humano tiene derecho a tener las necesidades básicas cubiertas por lo que ésta tendría que ser la prioridad de toda la humanidad, de todo gobierno y de toda organización social. Cada niño que nace en el mundo, forma parte de la humanidad y de su futuro. No es propiedad de nadie y tiene un proyecto vital. Tiene un potencial inmenso para desarrollar y la sociedad es responsable de que esto sea posible. Esto va en dirección contraria a la mirada cosificadora de la vida humana del actual sistema. Por lo que será necesario un cambio de mirada y un cambio de actitud hacia ellos que oriente la acción para facilitar su progreso con la implicación de todos los engranajes sociales. Es por ello que desde la Federación Internacional de Partidos Humanistas queremos hacer un llamamiento a todos los gobiernos a que sean consecuentes con sus compromisos y hagan realidad el cumplimiento del Convenio de los Derechos Humanos de la Infancia.

Por otra parte, es claro que la exigencia a los gobiernos e instituciones responsables debe partir de las poblaciones, de la buena gente, que aspira a un mundo solidario y no violento, donde el valor principal sea el ser humano y cuya máxima moral sea “tratar a los demás como uno quiere ser tratado”.

¿Qué debo pensar del paisaje humano, en el que, conviviendo la opulencia y la miseria, unos niños ríen y otros no encuentren fuerza para expresar su llanto? Capitulo IV. Paisaje Humano, El Paisaje Interno. Silo

Equipo de Coordinación Internacional – Federación de Partidos Humanistas

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