



Por Cristina Marley


El Orgullo Gay no es solo una celebración colorida, desfiles con arcoíris o fiestas multitudinarias. Es, antes que nada, un acto de resistencia y afirmación de identidad frente a siglos de opresión, discriminación y violencia sistemática contra las personas homosexuales. Para quienes forman parte del colectivo LGTBI+, el orgullo representa mucho más que una bandera; simboliza la lucha por existir, amar y vivir sin miedo.
Desde un punto de vista histórico, el orgullo tiene sus raíces en la rebeldía. El levantamiento de Stonewall en 1969 marcó un antes y un después. Aquella noche, personas marginadas — muchas de ellas trans, lesbianas, gays y trabajadoras sexuales — decidieron enfrentarse a la policía en Nueva York tras años de redadas y humillaciones. Ese fue el primer grito colectivo de libertad, el inicio de un movimiento que aún hoy sigue vigente en todo el mundo.
Otro enfoque del orgullo es el personal. Para muchos, marchar o celebrar el orgullo significa recuperar su propia historia, sanar heridas internas provocadas por el rechazo social o familiar, y afirmar con dignidad su identidad sexual. Es un momento para decir "estoy aquí" sin vergüenza ni disimulo, especialmente en contextos donde ser gay sigue siendo motivo de exclusión o incluso de muerte.
Desde el ámbito político, el orgullo también es un espacio de denuncia. Aunque en muchos países se han logrado avances significativos en derechos, como el matrimonio igualitario o la adopción, millones de personas siguen viviendo bajo leyes que criminalizan su orientación sexual. En este sentido, el orgullo se convierte en una protesta global contra la homofobia institucionalizada.
Sin embargo, también hay voces críticas dentro del propio colectivo. Algunas personas señalan que, con los años, ciertos eventos de orgullo han sido comercializados, perdiendo su esencia política y convirtiéndose en espectáculos alejados de las realidades más vulnerables, como la situación de las personas trans, migrantes o en situación de pobreza.
En síntesis, el orgullo gay es una manifestación multidimensional: es memoria histórica, afirmación personal, protesta política y esperanza colectiva. Es un recordatorio de que, aunque el camino hacia la igualdad aún no termina, cada persona que decide salir a la calle con su bandera, su cuerpo y su verdad, está escribiendo una nueva página en la lucha por la libertad.
@CristinaMarley






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