Málaga se moviliza por Gaza: concentración en apoyo a la Flotilla de la Libertad y contra el genocidio

Málaga02/10/2025RedacciónRedacción
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Plaza de la Alcazabilla

El pasado 2 de octubre, la ciudad de Málaga se convirtió en escenario de una emotiva y contundente concentración en apoyo a la Flotilla Global Sumud, interceptada recientemente por la marina israelí cuando se dirigía hacia Gaza con ayuda humanitaria. La protesta, celebrada en la Plaza de la Alcazabilla, reunió a decenas de colectivos, activistas y ciudadanos comprometidos con la causa palestina, en un acto que denunció el bloqueo, exigió el fin del genocidio y reclamó acciones concretas por parte de la comunidad internacional.

Flotilla Global Sumud: solidaridad en movimiento

La Flotilla Global Sumud está compuesta por más de 45 embarcaciones y cerca de 500 personas de 47 nacionalidades. Su objetivo es claro: romper el bloqueo impuesto sobre Gaza y abrir un corredor humanitario marítimo que permita el ingreso de alimentos, medicinas y suministros básicos. Entre los barcos bajo bandera española, cuatro ya han sido interceptados —Adara, Sirius, Spectre y Jeannot— mientras que el resto continúa su rumbo en medio de la incertidumbre.

Durante la concentración en Málaga, los organizadores exigieron la liberación inmediata de los activistas retenidos, entre los que se encuentran 28 ciudadanos españoles. El acto fue impulsado por organizaciones como Global Sumud Flotilla, Global Movement to Gaza y Gazarako Mugimendu Globala, con el respaldo de colectivos locales y plataformas ciudadanas.

Denuncia del genocidio y llamado al embargo

Los convocantes calificaron la interceptación de la flotilla como un “acto de piratería” contra una misión humanitaria internacional. Además de exigir la liberación de los activistas, reclamaron el embargo total de armas a Israel y la ruptura de relaciones diplomáticas como respuesta a lo que consideran un genocidio en curso en la Franja de Gaza.

Durante el acto, se leyeron manifiestos que denunciaban la complicidad de la Unión Europea y la desinformación mediática. Los asistentes portaban pancartas con mensajes como “Gaza resiste, Málaga apoya”, “No es una guerra, es un genocidio” y “Flotilla libertad”. El ambiente fue de firmeza, solidaridad y compromiso con los derechos humanos.

Málaga como referente de solidaridad internacional

La movilización en Málaga se suma a las protestas realizadas en otras ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Valencia y Palma, donde miles de personas se manifestaron en defensa del pueblo palestino y en apoyo a la flotilla. En todas ellas, se exigió el cese inmediato de los bombardeos, la apertura de corredores humanitarios y el fin del bloqueo israelí.

La presencia de representantes políticos, sindicales y sociales en la concentración malagueña refuerza el mensaje de que la causa palestina no es ajena a la ciudadanía. “Lo que está ocurriendo supera cualquier diferencia ideológica. Es una cuestión de humanidad”, expresó una portavoz de la plataforma Axarquía con Palestina.

La noviolencia como camino hacia la justicia

La concentración del 2 de octubre coincidió con el Día Internacional de la Noviolencia, una fecha que conmemora el legado de Mahatma Gandhi y promueve la resolución pacífica de los conflictos. Desde organizaciones como Mundo sin Guerras y sin Violencia, se destacó la importancia de la acción noviolenta como herramienta de transformación social.

La flotilla representa ese espíritu: una resistencia pacífica, organizada y global que desafía la injusticia sin recurrir a la violencia. La conciencia noviolenta, la educación en valores y la solidaridad activa son pilares fundamentales para erradicar el sufrimiento en Gaza y construir un mundo más justo.

Llamado a la acción

Los organizadores hicieron un llamado a la ciudadanía a sumarse a futuras movilizaciones, organizar concentraciones en barrios y centros de trabajo, y difundir el mensaje de la flotilla. “Si tocan a la flotilla, nos han tocado a todas”, fue una de las frases más repetidas durante la jornada.

La concentración en Málaga no solo fue un acto de denuncia, sino también una expresión de esperanza. Porque cuando la sociedad civil se organiza, la solidaridad se convierte en fuerza. Y en tiempos de genocidio, mirar hacia otro lado ya no es una opción.

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