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El Prado muestra cinco esculturas de reciente adquisición

La adquisición de estas esculturas permite el enriquecimiento de las colecciones del Prado con extraordinarios ejemplos del éxito de la escultura policromada.

Cultura02/12/2024María Esther BeltránMaría Esther Beltrán

Madrid, España.-  El Museo del Prado  presenta la exposición  “Darse la mano. Escultura y color en el Siglo de Oro”,  muestra  por primera vez al público cinco esculturas de madera policromada de reciente adquisición.

Mal ladrón

Las esculturas -Buen y Mal ladrón de Alonso Berruguete, San Juan Bautista de Juan de Mesa y José de Arimatea y Nicodemo, pertenecientes a un Descendimiento castellano bajomedieval- permite el enriquecimiento de las colecciones del Prado con extraordinarios ejemplos del éxito de la escultura policromada y su complementariedad con la pintura, explican voceros del museo.

“La oportunidad de que las colecciones del Museo del Prado, como casa común de la pintura y la escultura, sigan creciendo por líneas diferentes, engloba también al género de la madera policromada. La estrecha y perfecta colaboración entre escultores y pintores nos habla del elevado valor del color, que lejos de ser un mero acabado superficial de la pieza, era una parte esencial de ella sin la cual no se daba por concluida. Ejemplos elocuentes de lo que significa esta técnica y el nivel que alcanzó en la España son estas esculturas que el Prado expone por primera vez al público tras su reciente adquisición. Buen ladrón, Dimas, y Mal ladrón, Gestas, de Alonso Berruguete Estas dos esculturas, pertenecientes al conjunto de un Calvario, son obras de una gran singularidad plástica en cuanto a su configuración general, un hecho que las convierte en excepcionales. La disposición de ambas, una frontal y otra de espaldas, con una ostentación anatómica de la desnudez verdaderamente audaz y en unas posturas que rompen con los convencionalismos habituales, manifiestan su carácter. El hecho de tratarse de obras de pequeño formato con una tipología de grupo de oratorio, del que apenas se han conservado ejemplos vinculados con el catálogo de Berruguete, las hace aún más excepcionales” explica.

Buen ladrón

Sobre las esculturas señala que San Juan Bautista de Juan de Mesa  representa a San Juan Bautista en pie, sosteniendo el libro sagrado sobre el que se dispone el cordero, en su mano izquierda, mientras que el brazo derecho se alza hacia el espectador en actitud declamatoria. 

“La figura viste la túnica de piel de camello sobre la que se dispone un movido manto rojo, estofado sobre dorado, trabajado con gran profusión, en una ancha orla con motivos vegetales y coloristas realizados con esgrafiados y decoración a punta de pincel. Su monumentalidad delata la pertenencia al espacio principal del retablo de algún templo, aunque es de bulto redondo y de este modo tanto la labor de talla como la policromía invaden toda la parte posterior de la obra, aportando a la figura un tratamiento integral del volumen y del cromatismo, que la hace todavía más atractiva. 

Mientras que la de José de Arimatea y Nicodemo, pertenecientes a un Descendimiento castellano bajomedieval, son representaciones de José de Arimatea y Nicodemo, vinculadas entre sí como parte de un conjunto representando la escena del Descendimiento de la cruz, del que no nos habría llegado la figura de Cristo en el momento del desenclavo. Los dos personajes que, según los relatos evangélicos, terminaron por formar parte muy activa en el episodio del descendimiento de la cruz y posterior entierro de Cristo, consolidan su imagen en representaciones pictóricas y escultóricas en la iconografía cristiana con gran fortuna desde el mundo medieval. La importancia que rodea a este género de composiciones primitivas de teatro sacro con una finalidad narrativa y para cumplir con las funciones litúrgicas, el repertorio gestual y su particular caracterización -ambas figuras, visten, sobre la saya o aljuba, una prenda que se empleó en el siglo XIII, llamada pellote, con una interesante decoración de motivos heráldicos-, les proporciona un singular interés”. 

José de Arimatea, perteneciente a un Descendimiento

La adquisición de estas cinco esculturas proporciona la oportunidad de enriquecer el panorama expositivo del Museo y contribuye a ofrecer nuevas lecturas en un contexto que subraya la importancia de la escultura policromada para una comprensión integral del arte español.

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