Maná dejó sin aire a 18.500 personas dando un concierto inolvidable

Luego de deslumbrar al público de Barcelona, Valencia, Murcia y Granada, la banda Maná llegó al escenario del majestuoso Marenostrum Fuengirola, haciendo que hasta las ánimas del Castillo Sohail se escapen de sus sepulcros, para escuchar su música junto al sonido del mar.

El legendario grupo mexicano, inició el concierto sobre la 22:15 con toda la fuerza y la energía de Manda una señal, una canción que pide en su letra un mensaje de amor. Y la señal pedida llegó rápidamente cuando el público manifestó con vítores y enérgicos aplausos, su alegría desenfadada por el ingreso de la banda.

Con siete músicos en escena y un escenario pintado de azul, Fher Olvera se presentó con su larga cabellera de siempre y eligió como segundo tema a De pies a cabeza, canción que nació hace 32 años y que remixaron en 2016 junto al reguetonero puertorriqueño Nicky Jam. En esta ocasión, volvieron a alucinar al público malagueño tuneando la frase original: "¿Quién te hará el amor con Luna y playa?", por "¿Quién te hará el amor en Fuengirola?".

 Hablando de desamores, temática que con metáforas que vinculan a la naturaleza como la lluvia y el sol, se repite continuamente en las letras de Maná, llegó la hora del clásico Corazón espinado, inolvidable tema que escribió con el gran Carlos Santana. Luego arribó Hechicera, dedicada a todas sus musas inspiradoras presentes, y Labios compartidos, canción que habla sobre el gran dolor que le provocó quien fue su mujer cuando le fue infiel. Suceso que contó sin ningún prurito antes de empezar a cantar, decidiendo desenmascarar a la nombrada, ante miles de personas.

Después el ambiente se tiñó de verde  y apareció el espíritu ecológico que tanto predica la banda, no sólo en sus canciones sino también en sus acciones. El símbolo fue un elefante tamaño natural, que inflaron en el escenario y que fue elegido para representar el abandono y maltrato que sufre la naturaleza de parte de la humanidad. En ese momento Fher le pidió a la gente, casi suplicando, que cuide el planeta, mientras empezaba a sonar Dónde jugarán los niños? , tema ideal para la ocasión.

El concierto siempre estuvo acompañado por una noche cálida y estrellada que con el entorno natural e histórico de ensueño que ofrece el lugar, no podría haber sido mejor. Cabe aclarar que el recinto Marenostrum Fuengirola fue declarado Bien de Interés Cultural por sus restos arqueológicos que datan de la época de los fenicios y está ubicado en un entorno natural privilegiado a orillas del Mar Mediterráneo y rodeado de siglos de historia junto al sublime Castillo Sohail.

De repente, para hacer el paisaje más mágico aún, apareció detrás del escenario una luna llena enorme y dorada que emergió del mar rápidamente y que con los primeros acordes de Vivir sin aire, enamoró hasta al más desamorado. El cantante halagó en varios instantes el increíble lugar en donde estaba, y brindó por eso y también por el público español, al cual aduló por su buena entonación, cada vez que lo acompañaban con sus canciones. Obviamente la bebida elegida, fue un buen tequila mexicano y de un solo trago como corresponde .

Para seguir hablando de las mujeres que le rompieron el corazón, llegó Mariposa Traicionera y más tarde también Te lloré todo un río, canción que vino acompañada con una nueva historia de desamor como preludio. Esta vez la denunciada no fue su ex esposa, sino una compañera de escuela que lo cambió por otro compañero porque tenía más dinero; pero que después intentó reconquistarlo cuando fue abandonada por el adinerado. El resultado fue que Fher se lloró todo un río, pero ella terminó llorando todo un mar.

Aunque la poesía de las letra de Maná se destaca por la relación de pareja, también la nostalgia por el que ya no está, figura en algunas partituras de su repertorio. Un ejemplo es El reloj cucú que habla sobre la muerte del padre de Fher Olvera cuando tenía 7 años.  Pero la canción no fue interpretada desde la tristeza por el cantante, sino desde el agradecimiento, dedicando el primer párrafo a su madre, el segundo a sus hermanos y el tercero a su padre, con un estribillo que pide prender la luz y apagar el tiempo. 

El concierto que colgó el cartel de sold out apenas comenzó la venta de entradas, se realizó en el marco del Tour México lindo y querido 2024 y fue un homenaje al país donde nació el grupo con un virtuoso repaso de sus cuatro décadas de carrera. Por eso no pudieron faltar las rancheras, como Se me olvidó otra vez de Juan Gabriel y El Rey de Alejandro Fernández; para luego volver a sus himnos populares, con la clásica Sabes como te deseo.

Seguramente, uno de los secretos de la banda para seguir unida después de tantos años es que cada uno se dedica a los suyo y lo hace perfectamente. Y si hasta ahora Fher Olvera y el guitarrista Sergio Vallín eran el centro de atención, pues el bajista Juanito Calleros y el tecladista  Héctor Quintana siempre se han mostrado menos; por un momento todos los focos se desplazaron hacia el baterista Alex González, quien se destacó por un solo de más de 10 minutos, que explotó de energía demostrando su enorme talento. También, otro instante único se vivió cuando Fher Olvera le prestó el micrófono y cantó solo, junto a su batería, Me Vale, un ska que dejó a todos bailando, junto al resto de la banda haciendo coreografías improvisadas, que fue una delicia para la vista y el oído.  Algo anecdótico que ocurrió, es que el baterista empezó a gritarles a quienes estaban disfrutando el concierto gratuitamente desde sus hogares, en un edificio ubicado a un costado del escenario; pidiéndoles que prendan y apaguen la luz al ritmo de su música. Y la improvisada coreografía se hizo realidad, cuando le hicieron caso.

Más tarde, invitando a su gente a un chupito o un churrito, según sus propias palabras, Fher decidió homenajear a Bob Marley, y cantó a toda voz mirando hacia el cielo, Get up stand up . También el mítico compatriota Marco Antonio Solís tuvo su momento de reconocimiento, con su himno Si no te hubieras ido. Y finalmente, una bendecida del público elegida al azar llamada Alicia, fue invitada a subir al escenario y hasta a tomar una cerveza con el cantante, y tuvo el privilegio de que le dedique Eres mi religión en un momento romántico y único. 

Con cada nueva canción, Maná fue demostrando lo vigente que sigue a través de sus melodías y temáticas que nunca envejecen y se añejan cada vez mejor. Pasaron seis años de su última visita y sin duda alguna, este concierto significó un reencuentro amoroso con sus seguidores, que se manifestó de la misma manera que se manifiesta, cuando una pareja no se ve hace mucho tiempo y cuando se encuentra, el momento del beso y el abrazo resulta interminable.

Ya acercándose el final, no podía faltar la encantadora y reconocida en el mundo, En el muelle de San Blas, y la rocanrolera Clavado en un bar que hizo que los 18.500 asistentes abandonen sus butacas y bailen como adolescentes en la pista. Mientras, Olvera recogía las banderas que le arrojaba la gente y un sostén morado de raso que llamó mucho su atención y lo hizo comentar lo difícil que le resulta a los hombres quitarlos a sus parejas, en momentos de prisa apasionada.  

Para el bis, ya no quedaba duda alguna, de que llegaría Rayando el sol, la canción que los catapultó a la fama para siempre, y que aunque se haya escuchado cientos de veces por docenas de años, nadie se cansa de escuchar. Pero lo más maravilloso fue la manera que eligió la banda para interpretarla. Fher dio la orden de que se apaguen todas las luces del recinto, quedando todo totalmente a oscuras y pidió a su gente que prenda las linternas de sus móviles y que lo iluminen. Y con la bella melodía de la canción, cambió el final de la letra, cantando: Gracias por el cariño, gracias por el amor y gracias por la luz..., esa misma luz que los alumbró  y los sigue alumbrando, en cada paso de sus 40 años de historia.

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